15 ago 2009

LA FIESTA DE VARDAVÁR


Los armenios celebran la fiesta del Vardavár 14 semanas después de la Pascua, en el mes de julio. Sin embargo, en la antigüedad, esta fiesta se celebraba el 24 de junio, según el calendario antiguo armenio. Durante la fiesta, la gente llena cubos de agua con pétalos de rosas, sale a la calle y se mojan todos durante la mayor parte del día. He aquí los orígenes de esta antiquísima fiesta:

Los nietos del derrotado titán, Bel, siempre quisieron vengar la derrota de su abuelo a manos de Haik, el patriarca de los armenios. Sin embargo sus contínuas incursiones al valle del Ararat para castigar a los armenios, no habían dado frutos.
De entre los nietos de Bel, destacaba Hrésh, que no dudó en invocar a su diós Visháp para que le guiara en su incursión al Ararat. Éste le contestó:
''En Ararat reina el dios Vahágn y yo no puedo vencerle en su tierra. Debes dirigirte al diós de los infiernos,Yahváh. Es el más sabio y astuto.Y si consigue vencer a Vahágn, yo te ayudaré a vencer a los armenios''
 Cuando el titan Hrésh sacrificó a un animal en honor de Yahváh, éste le preguntó cuál era su deseo y Hrésh le contestó:
''Quiero el Ararat, quiero que en lugar de los armenios, sea mi tribu la que habite la zona''

Hrésh le preguntó cuál era el secreto de los armenios y Yahváh le contestó:
''La fuerza de los armenios es Vahágn y la fuerza de éste es el Amor. Si eliminamos el Amor de la vida de los armenios, Vahágn perderá su fuerza, el sol se apagará sobre el Ararat.''
Yahváh propuso secuestrar a la diosa del amor de los armenios, Astjík y encadenarla en su reino del mal. Mientras la diosa se bañaba en las aguas del río Yerásj, Yahváh la sorprendió, llevándola presa.
Desapareció el amor de la vida de los armenios. Se apagó la luz sobre el Ararat. Ahora el propósito de Yahváh era sembrar el amor al odio y a la muerte.
''Os odiaréis a vosotros mismos y a vuestro diós Vahágn''.
El monte tembló, la tierra empezó a escupir fuego. Se destruyeron las ciudades y templos armenios y murieron miles de ellos. La espesa ceniza cegó sus ojos, cubriendo sus almas.
Los armenios se odiaron los unos a los otros, odiaron al Ararat, al sol. Empezó el reinado del titán Hrésh, el reinado del miedo y el odio. La tierra se desertizó, los animales murieron y las aves se marcharon del Ararat. Los titanes celebraban su victoria sacrificando a los armenios en honor a su dios de los infiernos, Yahváh...

Vagaba triste y desolado el dios Vahágn y preguntó a su padre, Ará:
''¿Cómo puedo salvar a los armenios de esta esclavitud?''
El gran diós Ará, respondió:
''No puedes, hasta que los armenios te invoquen. Entonces deberás encontrar y liberar a su diosa del amor, Astjík para poder expulsar el mal que reina en ellos.''
Vahágn empezó la búsqueda de Astjík. Pero Yahváh sacrificaba a miles de armenios para silenciar los gritos de Astjík. Cansado de su búsqueda infructuosa, Vahágn pidió ayuda a la diosa madre, Anahít.
 La diosa le aconsejó buscar a un niño armenio, que no conociera aún el odio, en cuyos ojos brillara el fuego de la vida y del amor.
Y encontró Vahágn a un niño exhausto que caía y se lavantaba para seguir su camino. Le preguntó Vahágn:
''¿Cómo te llamas niño? ¿A dónde vas?''
 El chico contestó:
''Me llamo Viráp y busco a Vahágn. He oído los sollozos de Astjík y debo guiar a Vahágn para salvarla. Entonces mis padres podrán encontrarme y amarme como antes.''
 Juntos llegaron a una roca enorme y escucharon los gritos de Astjík. Vahágn retó a Yahváh para que saliera y luchara, pero éste se asustó y se perdió aún más en la profundidad de la tierra. Y sacó su espada el diós armenio, convirtió la roca en granos de arena. Se abrió una profunda fosa y Vahágn rescató a la preciosa diosa Astjík.
El pequeño Viráp contempló a Astjík, sonrió y empezó a levitar. Lentamente se elevó al cielo y clamó:
''Cuando Astjík y su amor reinen sobre el Ararat, mis padres volverán a amarme para siempre. Y yo, durante el equinoccio de otoño, bajaré aquí todos los años para adorarles.''
Vahágn no cerró la profunda fosa y la llamó ''Jor Viráp (Profundo Viráp)'', en honor del pequeño Viráp...

La diosa Astjík también subío al cielo, adoró a los dioses Ará y Anahít. Tomó un gran cubo lleno de agua celestial y bajó a la tierra.
Apenas reconoció el Ararat, todo era un desierto infernal, caminos rodeados de espinas y serpientes. Gente abandonando su hogar para seguir y venerar al titán Hrésh. La diosa desconsolada empezó a llorar. Cuando sus lágrimas tocaron la tierra, ésta floreció y crecieron preciosas y mágicas rosas. El aroma invadió todo el Ararat y las serpientes huyeron.

Astjík regaló rosas a todas las mujeres y les bañó con agua celestial. Las mujeres embellecieron, se curaron sus heridas y se iluminaron sus rostros. Y preguntaron emocionadas:
''¿Quién eres?''
Astjík contestó:
''Soy vuestra diosa del amor y os traigo amor celestial. Venid conmigo, cantemos e iluminemos a todos los armenios, hagamos Vardavár para que reine el amor en las mujeres, para que los niños se impregnen de la fuerza de Vahágn y brille el sol sobre el Ararat.''

Así jugaron los armenios con las rosas y el agua, celebraron la fiesta del amor.

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