24 oct 2008

SIAMANTÓ (Atom Yerjanian,1878-1915)


¡Matanza,matanza,matanza,
en las ciudades patrias y fuera de ellas!
Y los bárbaros retornan con sangre y botín,
Por sobre los muertos y los moribundos;
Miríadas de cuervos en las alturas vuelan,
Con los picos tintos en sangre y carcajadas de borracho...
Un viento térreo asfixia furiosamente a los agonizantes;
Silenciosas y dolientes caravanas de ancianos
Huyen presurosas por los anchos caminos...
En la noche se eleva el olor de la sangre,
Dibuja fuentes entre los árboles,
Y por doquier,perseguidas,corren aterrorizadas
Las manadas entre los trigales en llamas...
Veo en las calles generaciones asesinadas
Y multitudes que regresan de inenarrables carnicerías.
Asciende un calor tropical
Desde las nobles ciudades entregadas al fuego...
Y bajo la nieve que cae con la pesadez del mármol,
La soledad de los muertos y de las ruinas tirita de frío...
¡Oh,escuchen el chirrido terrible de estos carros,
bajo el peso de los cadáveres sobre ellos apilados,
y las plegarias lacrimosas de los hombres dolientes,
que se extienden desde un sendero hasta las fosas comunes! ...
¡Escuchen las voces últimas de los moribundos.
Con los golpes del viento que derriba los árboles!
¡Oh,no se acerquen,no se acerquen!
No sea que se acerquen a los cementerios y al mar.
Sobre los purpúreas aguas diviso naves;
Veo columnas de muertos en ellas,
Y sobre las entrañas aguijoneadas por el dolor
Cráneos y muslos hay...
¡Escuchen,escuchen,escuchen
de clamor de la tempestad entre las olas marinas!
¡Matanza,matanza,matanza!...
¡Escuchen,escuchen,escuchen
el aullido fúnebre de los perros espantados,
que me llega desde los valles y desde las tumbas!
¡Oh,cierren las ventanas y los ojos!
¡Matanza,matanza,matanza!

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